Los cadáveres de Ginés Rodríguez y Mari Carmen Aniorte, un matrimonio
de 52 y 55 años de edad, respectivamente, vecinos de toda la vida de la
pedanía oriolana de Desamparados (3.100 vecinos), fueron encontrados
ayer en la vivienda familiar, al mediodía, por su hijo menor, Ginés,
quien había acudido a comer. Ambos habían recibido numerosas puñaladas.
El cuerpo del padre, se encontraba en mitad de un charco de sangre, en
el pasillo; y el de la madre, en la cocina. La violencia del doble
asesinato hizo pensar desde el primer momento al Cuerpo Nacional de
Policía, que asumió la investigación, que no se trataba de un robo
porque no faltaba nada en la casa ni tampoco había puertas o ventanas
forzadas.
Lo que sí era evidente es que la pareja había intentado defenderse de su
agresor y que éste era sólo uno, ya que ambos cadáveres presentaban
numerosas heridas defensivas, especialmente, en brazos y manos, pero
hechas con un único objeto. Los agentes recuperaron un cuchillo de
cocina ensangrentado que fue el arma utilizada para perpetrar el doble
crimen. Las primeras hipótesis apuntan a que el marido fue el primero en
ser acuchillado hasta morir; después, la mujer que habría intentado sin
éxito refugiarse en la cocina.
Los asesinatos ocurrieron alrededor de la medianoche del sábado, aunque
otras fuentes apuntaban ayer que podría ser sobre las 20.30 horas. En
cualquier caso, la vivienda del matrimonio se encuentra colindante con
otras de planta baja, en una zona de fértil huerta en la que todos se
conocen, pero nadie oyó nada. Las autopsias tendrán hoy más respuestas.
Huida en furgoneta
La ausencia de la furgoneta que Ginés Rodríguez utilizaba para trabajar
en la finca, así como las llaves de la misma, hizo pensar a los agentes
que el autor del doble homicidio había huido del lugar en ella. El hecho
de que el otro hijo de la pareja, Samuel, de 27 años, no apareciera por
ninguna parte ni atendiera a las llamadas que se le realizaron hizo
sospechar desde el primer momento que se podía tratar de un parricidio.
Además, el joven presentaba desde hacía años un cuadro de toxicomanías,
había tenido peleas con los padres a los que, incluso, les había llegado
a robar dinero. Por este motivo, se procedió a buscarlo pensando que
podía tener algo que ver en todo ello y que podía encontrarse aún por la
zona.
Finalmente, agentes de la Guardia Civil de Murcia localizaron la
furgoneta en una finca de la pedanía de Zeneta, que dista unos diez
kilómetros y pertenece a una hermana de la fallecida, que es muy
conocida en la pedanía por ser la propietaria de un negocio de
ultramarinos. Allí encontraron ahorcado al joven en un árbol. La
Policía, entonces, ató cabos y dio por resuelto el doble homicidio.
Se dio aviso al juzgado de guardia tanto de Orihuela como de Murcia para
proceder al levantamiento de los tres cadáveres mientras una imagen de
luto y tristeza se iba apoderando lentamente de esta pedanía oriolana
donde todo el mundo se conoce, donde todo el mundo ayer hizo piña para,
con sus paraguas, intentar evitar el trabajo de los gráficos de los
medios que acudieron al lugar para trabajar.
Ginés Rodríguez nació en la misma casa en la que ayer murió. Allí pasó
toda su vida, junto a Mari Carmen Aniorte. Tuvieron dos hijos, Samuel y
Ginés.
El primero nunca anduvo con buenas compañías y la drogadicción puso ayer
fin a la historia de una familia de personas trabajadoras que habían
hecho de la huerta su modo de subsistencia; de hecho, Ginés era el
responsable del mantenimiento de una gran finca agrícola en la zona. El
vehículo que utilizaba, y usó su hijo para huir del lugar tras matar a
sus padres, era de ella.
Nota final del supuesto asesino
La investigación policial se cerró a última hora de la noche de ayer
tanto en Orihuela como en Murcia. Los agentes de la Guardia Civil
recuperaron una nota, supuestamente escrita por el doble parricida, que
se entregará en el juzgado y cuyo contenido no ha trascendido, aunque
todos los indicios apuntan a que fue escrita por éste antes de
suicidarse.
Fuente: Levanter EMV
No hay comentarios:
Publicar un comentario