El laboratorio central ralentiza el envío de líquidos, aunque el atasco no afecta a delitos graves como homicidios o agresiones sexuales - El SUP denuncia que los recortes económicos paralizan los estudios biológicos: "Es costoso y no hay dinero"
El laboratorio de ADN de la Jefatura Superior de Policía de Valencia tiene más de 5.000 muestras sin analizar por falta de reactivos. El atasco se debe, fundamentalmente, a que la Comisaría General de Policía Científica envía con cuentagotas los líquidos necesarios para procesar muestras biológicas dada su carestía. La ralentización del trabajo policial no afecta a delitos graves y se prolonga desde hace un año.
La situación fue denunciada ayer por el Sindicato Unificado de Policía (SUP), cuyo secretario general en la Comunitat Valenciana, Roberto Villena, declaró a este diario que el laboratorio "está paralizado" desde hace una semana por falta de reactivos. El SUP eleva a 10.000 las muestras que no han podido ser procesadas por esa razón, aunque fuentes de toda solvencia explicaron que la cifra real se sitúa en torno a la mitad.
Roberto Villena lanzó esos datos en una rueda de prensa con otros líderes sindicales policiales y de emergencias, en la que denunciaban "las precarias condiciones laborales" de sus afiliados y anunciaban movilizaciones.
Villena no dudó en achacar ese atasco en el laboratorio de ADN de Valencia a los recortes económicos. "Es costoso y en este momento no hay dinero para casi nada", sentenció.
Según las otras fuentes consultadas por Levante-EMV, el retraso en los análisis se debe, en buena medida, a la ralentización en la recepción de los líquidos reactivos necesarios para procesar una muestra de ADN, y que distribuye la Comisaría General de Policía Científica desde Madrid.
Fuentes consultadas en Madrid confirmaron a este diario que la comisaría general ha endurecido y complicado los requisitos para servir los líquidos a sus laboratorios periféricos -entre ellos el de Valencia-, lo que deriva en restricciones y retrasos a la hora de recibir el material. En definitiva, un mayor control a la hora de gestionar el gasto, sobre todo en un producto caro.
Un año de parones
Así las cosas, centros como el de Valencia han llegado a quedarse sin reactivos durante ciertos espacios de tiempo a lo largo del último año, lo que ha generado un aumento del atasco de pruebas sin analizar que ya existía con anterioridad a la crisis económica.
Antes de la existencia del laboratorio de Valencia, creado a mediados de 2007, la policía enviaba entre 2.000 y 3.000 muestras al año al laboratorio central de Madrid, procedentes de toda la Comunitat Valenciana.
Sólo un año después de su puesta en marcha, las muestras anuales recibidas en la Jefatura Superior de Policía de Valencia, sede del laboratorio, ya se situaban entre 5.000 y 6.000 al año, por lo que esta unidad policial de análisis biológico no ha logrado ponerse al día en ningún momento. El desbordamiento se vio propiciado, entre otras razones, por la eclosión de la importancia de las pruebas biológicas en cualquier proceso judicial.
La situación mejoró ligeramente al aumentar el número de agentes destinados en el laboratorio, pero el estallido de la crisis acabó de rematar las previsiones. De hecho, los primeros parones se empezaron a producir en octubre del año pasado, cuando la unidad se quedó sin líquidos para analizar las muestras llegadas desde todos los centros policiales de Valencia, Alicante y Castelló.
La última previsión era que el laboratorio biológico de Valencia se pusiese al día a finales de este año. Sin embargo, en la situación actual, no es que la fecha esté bajo revisión; es que nadie se atreve a aventurar una.
Los delitos menores, arrinconados
La precariedad ha obligado a los agentes a priorizar aún más a la hora de decidir qué muestras se procesan y cuáles pasan al último lugar de la lista. Así, la ralentización en la realización de los análisis biológicos no está afectando a delitos graves -homicidios, agresiones sexuales, secuestros o casos específicos relacionados con el crimen organizado-, pero sí ha arrinconado a los menos graves, como son los robos menores o los hurtos
Fuente: Levante EMV