El empresario español Antonio Crespo Pando desapareció el pasado jueves 29 de marzo en República Dominicana donde vivía y trabajaba desde hacía 10 años. Su hijo, Cristian Crespo, de 22 años, está movilizando a las autoridades de ambos países para que esclarezcan el paradero de su padre. Por el momento, las únicas informaciones que recibe desde la República Dominicana no son buenas y proceden exclusivamente de los amigos del empresario que denunciaron la desaparición.
Según ha podido saber el joven, el coche del español apareció dos días después de su desaparición en un descampado cerca de playa Bávaro. La policía encontró en él la documentación de Crespo y restos de sangre, aunque no se ha confirmado aún que sea del desaparecido. La policía está repasando el dispositivo rastreador que tenía el vehículo para saber cómo llegó a Hoyo de Friusa, una zona conflictiva de playa Bávaro.
"Tenemos el temor de que si no aparece en unos días el cuerpo de mi padre, dejen de buscarlo", comenta preocupado el hijo del español que ya ha asumido que su padre está muerto. "Ojalá se hubiera marchado", opina con resignación. Las pistas que hay hasta ahora apuntan a que el empresario dedicado a la distribución de vino en República Dominicana ha sido asesinado por encargo.
Una española, antigua socia del empresario dedicado a la importación y exportación de vino, ha sido detenida y ha confesado haber matado a Antonio Crespo. Se desconocen cuáles serían los motivos, aunque el hijo reconoce que su padre podría tener alguna deuda con la mujer. La española se puso en contacto, según el joven, con varios sicarios. Tres de ellos han sido detenidos y uno ha confesado haber cometido el crimen. "Hay dos en busca y captura y creemos que pueden saber dónde está el cadáver", explica Cristian Crespo. Una fuente policial ha precisado que son cinco, y no seis, los responsables de la desaparición: María Isabel F.G., de 39 años, los dominicanos Oswaldy B.M.T., Yonson R.P. alias 'el Flaco' y los otros dos sospechosos que aún no han sido detenidos.
La mujer admitió, según ha relatado la fuente policial, que cometió el crimen en una fecha no precisada por encargo de un compatriota, a quien rehusó identificar, y quien le había prometido 10 millones de pesos (unos 256.000 dólares) por la muerte de Crespo, de los cuales le adelantó 40.000 pesos (poco más de 1.000 dólares). De acuerdo con la fuente, la detenida dijo en los interrogatorios que planificó la muerte de su compatriota junto a Oswaldy M.T. y éste atacó a palos a Crespo cuando se encontraba sentado en un sofá en la casa de la mujer, en una residencia de Bávaro. Oswaldy M.T. narró que el hombre sobrevivió al ataque y que la mujer lo colocó una bolsa de plástico en la cabeza del empresario hasta provocarle la muerte por asfixia.
Para sacar el cadáver de Crespo de la casa de la española, Oswaldy M.T. pidió ayuda a Yonson R.P. y éste confesó a la Policía que, a su vez, solicitó el apoyo de otros dos hombres —actualmente prófugos— para hacer "desaparecer" el cadáver, ha precisado la fuente. El cuerpo de Crespo, según el relato de los detenidos, fue trasladado en su propio vehículo. La Policía, que busca el cadáver de Crespo y a los dos hombres prófugos, encontró también manchas de sangre en la casa de la mujer detenida, así como un palo y una bolsa plástica presuntamente usados en el crimen.
Llevaba viviendo 10 años en República Dominicana donde tenía un negocio de importación y exportación de vinoEl joven está gestionando la desaparición de su padre desde Madrid. "La policía nos ha aconsejado que no vayamos todavía allí", cuenta, al menos hasta que aparezca el cuerpo, ya que no podrían ayudar en la investigación. Pero el joven, que convive con su hermana mayor y su madre —de la que el desaparecido estaba separado—, está a expensas de lo que hagan la embajada y el consulado españoles. Por eso, han acudido a los medios. Quieren que el caso de su padre se haga conocido para que las autoridades no dejen de investigarlo.
Fuentes del Ministerio de Exteriores han confirmado que la Unidad de Emergencia Consular está haciendo "un seguimiento" del caso y permanece en contacto con el Consulado General en Santo Domingo.
Un empresario reconocido
La desaparición se produjo el jueves 29 de marzo y Cristian Crespo se enteró de la noticia el sábado por la noche. Un amigo de su padre, con el que vivía en Higwey —una ciudad situada en el extremo este de la isla, entre La Romana y Punta Cana— le llamó para contárselo. Según la declaración de la mujer española que supuestamente encargó el asesinato, el empresario español acudió el viernes por la noche a su casa y allí "le tendieron una emboscada". Este lunes, Cristian Crespo acudió a la Policía Nacional para denunciar la desaparición de su padre.
El empresario y la mujer habían abierto un restaurante en playa Bávaro hacía tiempo. "Mi padre era un empresario reconocido en la zona", confirma el joven. A pesar de vivir al otro lado del Atlántico, Cristian mantenía buena relación con su progenitor. "Había viajes continuos, suyos y nuestros y hablábamos a menudo por teléfono", explica. La última vez que le vio con vida fue en enero, cuando el ahora desaparecido Antonio Crespo visitó Madrid. Según el hijo, tenía una actitud normal. No estaba preocupado, ni contó que tuviera problemas.
"Mi padre era una persona pacífica y no tenemos constancia de que tuviera enemigos", ha insistido su hijo, que considera "ilógico y difícil de comprender" que haya sido asesinado. "Estamos viviendo una agonía", ha sentenciado Cristian.