Tres personas, que intentaron quitar la pistola a los guardias, fueron detenidos ayer y un agente sufrió graves lesiones en un ojo

Una cuarta persona implicada en la paliza que recibieron ayer dos policías municipales de Bilbao en el barrio de Rekalde se acaba de entregar. El individuo ha acudido con una treintena de familiares a prestar declaración a una comisaría de la villa.

«¡Apoyo, apoyo!», gritaban los dos agentes como podían por la emisora mientras eran agredidos por varios individuos ayer por la mañana en el barrio de Rekalde. La trifulca, de una violencia inusual y desatada por una infracción de tráfico, se saldó con tres detenidos y un identificado, además de dos agentes de la Policía Municipal de Bilbao heridos, uno de ellos con graves lesiones en un ojo que le han obligado a coger la baja.


El suceso se produjo alrededor de las nueve y cuarto de la mañana en la confluencia de las calles Anboto y Esperanto, en el barrio bilbaíno de Rekalde. Una patrulla, integrada por dos agentes jóvenes, de unos treinta años cada uno y con unos cinco años de experiencia en la calle, realizaba un recorrido por la zona con el objetivo de regular el tráfico y sancionar a los conductores infractores. Los dos patrulleros, que formaban lo que se conoce como una unidad básica de Policía, están destinados en Seguridad Ciudadana en la comisaría central de Garellano.

 Al cruzar la calle Esperanto, observaron un turismo, marca 'Volkswagen Golf', mal estacionado en una zona de carga y descarga. El conductor se encontraba en el interior del vehículo, por lo que los agentes le indicaron que retirara el coche del lugar, como así hizo. Sin embargo, al dar la vuelta a la manzana, los policías comprobaron que el infractor no sólo no había cumplido sus indicaciones sino que había aparcado peor, en doble fila. El hombre se había apeado del vehículo y estaba acompañado de otros tres individuos.

 Los agentes se bajaron del coche patrulla y volvieron a apercibir al ciudadano para que estacionara su coche en un sitio adecuado. Le advirtieron de que si no lo hacía, podría ser sancionado. Su reacción no pudo ser más violenta. El individuo asestó un puñetazo a uno de los uniformados en el ojo, provocándole la rotura del hueso del pómulo. Los otros tres individuos que se encontraban junto a él también se le echaron encima y empezaron a darle patadas y otros golpes por todo el cuerpo, se cebaron especialmente en la cara, según indicaron fuentes municipales. El compañero intentó acudir en su defensa, pero los individuos le sujetaron las manos a la espalda, le zarandearon y lograron tirarle al suelo. Un vecino que vio la escena avisó al centro coordinador de la Policía Municipal de que en Rekalde estaban pegando a dos agentes.

 Funda antihurto

En medio de la refriega, según vieron testigos, los agresores intentaron apoderarse de las defensas de los policías, y también de una de sus armas reglamentarias, que van dentro de una funda antihurto. Uno de los asaltantes parecía conocer la forma de sacar el arma, aunque finalmente no lo consiguió. Mientras esperaban la llegada de sus compañeros, los agentes extrajeron sus pistolas 'Sig Sauer' para intentar reducir al grupo.

En cuestión de minutos el barrio, que los jueves celebra un mercadillo, fue tomado por numerosas patrullas de la Policía Municipal de Bilbao, y también de la Ertzaintza, que acudieron en ayuda de los compañeros. Los policías detuvieron a tres agresores e identificaron a un cuarto, al que ayer por la tarde seguían buscando. Los arrestados son J.M.C.M., de 29 años, el conductor que desencadenó la refriega; y dos de sus hermanos pequeños, B.C.M. y P.C.M, de 26 y 24 años. Alguno de ellos cuenta con antecedentes por insultos y agresión.

 Se enfrentan a una acusación por atentado contra agentes de la autoridad y un delito de lesiones, castigados con menos de dos años de cárcel, por lo que no ingresarán en prisión, y probablemente recaerá sobre ellos una sanción económica, indicaron fuentes policiales.

 La agresión a dos jóvenes policías conmocionó a la plantilla de la guardia urbana, que en los últimos tiempos ha sentido un incremento de la violencia gratuita contra ellos. El agente que se llevó la peor parte de la agresión presentaba un ojo morado y otras heridas visibles en su rostro, aunque se encontraba aparentemente sosegado. Acudió a la mutua y recibió la baja médica.

«Es un agente supertranquilo, calmado, que tiene cuajo para aguantar, no se irrita por nada. No se esperaba la agresión, si no hubiera aumentado la distancia de seguridad, pero estaban muy cerca», aseguraba ayer un compañero. «Está en forma e intentaba cubrirse, está claro que lo que querían era tirarle al suelo y arrebatarle el arma». A última hora de ayer aún permanecían varias patrullas de la Policía Municipal en Rekalde. Los agentes tuvieron que tranquilizar por megafonía a los vecinos, que temían que hubiera nuevos incidentes como los de Kukutza.

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